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Nos regresamos donde empezamos
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció nuevos aranceles para México, ahora de 30%, pero todo parece indicar que los tomadores de decisiones en nuestro país no se han dado cuenta que las reglas del juego están cambiando.

Donald Trump volvió a poner el dedo en el renglón en su relación con México.
Este 12 de julio, Donald Trump volvió a poner el dedo en el renglón en su relación con México. Si bien como parte de acciones tarifarias dirigidas a un concierto de países, para México anunció tarifas generalizadas de 30%. Sería debido a la continuación del problema del tráfico de fentanilo hacia su territorio. Situación en la que, en sus palabras, “México todavía no ha detenido a los cárteles que están tratando de convertir a toda América del Norte en un patio de recreo del narcotráfico”.
El gobierno mexicano ha respondido que actuarán para proteger al país, a las empresas y los empleos. Una frase hecha que se ha repetido una y otra vez durante el año, cada que el fenómeno Trump anuncia alguna medida o le pide cuentas a México. Pero la verdad es que el país ni está preparado ni tiene los recursos para responder al estallido de una guerra comercial con Estados Unidos. Mientras el país y sus instituciones siguen desangrándose en un mar de violencia, corrupción y criminalidad extendida entre propios y extraños, la presidenta Claudia Sheinbaum se acerca a cerrar su primer año con un elevado registro de meses y días perdidos. Tiempo preciso para el país y para ella misma consumido en largas conferencias por la soberanía, la movilización, la defensa y el trabajo por el pueblo.
En una cosa todos coinciden. Lo que está en juego son los empleos y las empresas de México. A partir de ahí las diferencias se multiplican. Se difiere sobre todo en entender que es lo propio del momento actual y en las relaciones con el poderoso vecino del norte. En la mayoría de las esferas de gobierno, empresarial y laboral del país se sigue pensando que, fuera de la agresividad de Trump, no hay nada nuevo bajo el sol. Qué todo lo sucede es pasajero, por lo que es dable que el gobierno siga gobernando como siempre lo ha hecho, y el gobierno de AMLO terminó por consolidar. En tanto en las empresas y sindicatos se sigue creyendo que sólo se trata de “capear el temporal”, al final que “esto también pasará’”.
En suma, gran parte (sino es que todos) los tomadores de decisiones del país parecen no entrerarse de que el juego y sus reglas están cambiando.
Este fin de semana los empresarios estadounidenses en México organizados en la American Society of Mexico (Amsoc), enviaron un mensaje perentorio al gobierno mexicano en voz de su presidente, Larry Rubin. Más exactamente notó: “Presidenta Sheinbaum (…) buscamos coadyuvar para que su Gobierno logre resolver con éxito los pendientes que en Washington ya no se ven como asuntos menores, sino como grandes irritantes (…) antes algunos de estos pendientes se dejaban pasar, pero hoy no, porque México ya no es un socio más: es el socio más importante de Estados Unidos. (…, Es) urgente reforzar el Estado de derecho ante el aumento de robos a transportistas, almacenes y empresas, que junto con la operación de grupos del crimen organizado y la porosidad de las aduanas, afecta directamente el comercio bilateral y la competitividad regional”.
Semanas atrás, 683 organizaciones de trabajadores y de OSC pusieron el dedo en los temas laborales inmersos en la relación comercial México Estados Unidos, en un mensaje igualmente contundente. En voz de una entidad líder para ello, Rethinking Trade, se refirieron a la eventual renegociación del T-MEC y de su mecanismo laboral. E indicaron: “Un proceso exitoso de revisión del tratado debe de resultar en cambios significativos del mismo, de forma que beneficie a las familias trabajadoras y contribuya al desarrollo de una economía resiliente y justa en los Estados Unidos y a través de (los otros países de) Norte América. Si esos cambios no se aseguran, los Estados Unidos no sólo deben negarse a extender el tratado, sino deberá retirarse por completo de él”.
Por si fuera poco, todavía subrayaron: “Las corporaciones continúan trasladando empleos estadounidenses bien remunerados a México, donde aún se violan los derechos laborales de los trabajadores y los salarios siguen siendo una miseria”.
Urge en México que los citados tomadores empiecen a entender y entenderse con los signos que vienen del norte. Tanto como urge emprender otro tipo de dialogo y narrativas a las actuales prevalecientes. De otra manera, el destino del país seguirá siendo el de Sísifo. Esto es, el de regresar (o ser regresado eternamente) a empujar la roca donde empezamos cada día.